Santiago Rocha, Simón Wilches y Santiago Rivas, creadores de ‘El pequeño tirano’. Su fina sátira política llega a DVD después de alcanzar el éxito en la red.
ANIMACIÓNCon humor y un lenguaje que sabe llegarle al público joven, la animación se está convirtiendo en una nueva sucursal de la plaza pública. ¿Cuál es su secreto?
Durante mucho tiempo los dibujos animados fueron vistos en Colombia como un formato de entretenimiento dirigido sobre todo a los niños. Eran las caricaturas de los periódicos las encargadas de decir con trazos y humor esas verdades tan dolorosas como necesarias que no encontraban espacio en las páginas editoriales. Hoy, a los caricaturistas de los medios impresos, vigentes todavía, se están sumando nuevos dibujantes que están cumpliendo esa misma tarea, pero recurriendo a la pantalla en lugar del papel.
De esa nueva generación se destacan tres proyectos que les han apostado a los dibujos animados como lenguaje para sentar una posición crítica. Dos de ellos se apoyan además en el humor y son obra de jóvenes realizadores: El pequeño tirano y La isla presidencial. El tercero le apostó al cine: el largometraje Pequeñas voces, del director colombiano Jairo Carrillo. Los tres están hechos con las uñas y no tienen problema en poner el dedo en la llaga que sea necesario.
La lista la encabeza El pequeño tirano, dibujo animado que surgió en Internet hace dos años luego de las marchas del 4 de febrero y del 16 de marzo de 2008, como reacción a la polarización que estas generaron. Sus protagonistas son dos pequeños herma-nos gemelos: uno de ultra derecha, el Tirano Diestro, y otro de extrema izquierda, el Tirano Zurdo. En historias que no superan los tres minutos, ambos infantes indagan por los detalles de episodios como el escándalo del Agro Ingreso Seguro, las 'chuzadas' o las diferencias con Venezuela.
Sus creadores son Santiago Rocha, Simón Wilches y Santiago Rivas. Para Wilches, la animación tiene varias ventajas frente a otros géneros. Una de ellas es que permite librarse de los prejuicios que cargan encima los actores de carne y hueso. "Con las personas se corre el riesgo de que el mensaje se diluya en las personalidades de los actores. La gente se queda en los prejuicios que le genera la persona y no le para bolas al mensaje". También menciona el ingrediente de la ficción, factor que juega a favor del producto. "Más allá de lo que diga, el espectador construye un vínculo especial con el protagonista, pues así sea, como en nuestro caso, un bicho cabezón y gris, es ficticio y solo por eso es adorable".
Hacen énfasis en que la animación permite moldear la personalidad del protagonista. En El pequeño tirano son dos niños que, como todos, siempre dicen la verdad. Como dice Rocha, "es más fácil que cosas tan crudas las diga un niño. Para un adulto, un niño tiene permiso de decir cualquier bestialidad y además se la celebran". El tener a dos menores como protagonistas conlleva además una segunda intención. "Es una forma de decir que aquí la política está en pañales. Estamos en la infancia como ciudadanos. Tenemos mucho que aprender".
Junto a la política, el otro ingrediente en la propuesta de los tiranos es el humor, negro e inteligente. Ellos lo asumen como el catalizador de los mensajes que quieren transmitir. "Es una herramienta para mandar mensajes; produce endorfinas que hacen que uno vea todo con mejor cara", asegura Santiago Rivas, para quien el humor juega un papel central en la política: "En Inglaterra no pasa nada porque los humoristas están ahí, todo el tiempo vigilando, sirven como un filtro entre la gente y los políticos".
Para poder ser un filtro efectivo, quieren que la gente se relacione con los personajes. Sobre todo quieren que el producto salga de la pantalla y esté en la calle, al alcance de la gente, porque parte de su propuesta es, con humor y dibujos, hacer que quienes lo vean aprendan a no tragar entero. "Queremos llegarles a quienes no tienen acceso a la red, a quienes no conocen sus derechos y por eso no son críticos". Tienen claro que no tomar partido, no ponerse ninguna camiseta, es uno de los secretos de su acogida: "Hemos defendido conceptos más que personas. Eso nos ha dado una aceptación mayor".
También como reacción a un episodio memorable, en este caso el "por qué no te callas" del Rey de España a Hugo Chávez, surgió La isla presidencial, una serie animada en la que los presidentes iberoamericanos deben convivir en una isla desierta después del naufragio de un crucero fletado por Lula da Silva. Su éxito se mide en las más de tres millones de reproducciones que registran en YouTube los tres capítulos que hasta ahora se han producido. "Cuando vimos al Rey callando a Chávez vino el clic. Ahí nos dimos cuenta de que sería muy divertido ver a todos esos personajes desamparados sobreviviendo como en la serie 'Lost'", explica Juan Andrés Ravell, uno de sus creadores.
Detrás de La isla está Ravell junto a Oswaldo Graziani y Elio Casale, venezolanos los tres. Ellos son responsables de los guiones, mientras que en Argentina un equipo de animadores se encarga de la realización. Ravell cree que el éxito de La isla se debe a tres factores. Primero, a que "los Presidentes que tenemos ahora son pintorescos y caricaturescos". Segundo, a que gracias a Internet ahora es más fácil estar al tanto de lo que ocurre en los países vecinos. Y tercero, a las facilidades que brinda la red para difundir un producto como este. "Me encanta Internet porque hay una relación directa con la audiencia; es el medio natural para este tipo de contenidos".
Cierra la lista Pequeñas voces, largometraje animado en el que el humor y la ficción le ceden el espacio al drama real de cuatro niños víctimas del conflicto que quisieron narrar y dibujar su historia de vida. En la película, los relatos, en la voz de sus protagonistas, son recreados en una animación basada también en los dibujos de los menores. Su director es Jairo Carrillo, quien luego de trabajar varios años junto a Harold Trompetero se le midió a este proyecto que consiguió el apoyo del Fondo de Desarrollo Cinematográfico y de otras entidades y festivales del exterior, entre ellos el del Tribeca Film Festival, de Robert De Niro.
Para la realización de este proyecto fue necesario entrevistar antes a 120 niños con historias de vida ligadas al conflicto y que han sufrido el desplazamiento forzado. De ahí salieron las cuatro que se presentan en la película. Estas van desde el niño reclutado por un grupo irregular hasta el que fue víctima de la explosión de un artefacto, pasando por una historia cuyo protagonista es reclutado a la fuerza y siente profunda tristeza al despedirse de sus mascotas. "Queremos mostrar cómo ven los niños el conflicto, utilizando sus dibujos y sus experiencias. Que quede claro que ellos no escogen ni su suerte ni el bando en que les toca militar", afirma Carrillo, que ahora está en el plan de enviar la película a festivales europeos. Luego vendrá el estreno en Colombia a comienzos de 2011, posiblemente en 3D, lo que la convertiría en la primera película colombiana que se estrena en ese formato.
Historias reales pero en empaque animado, y en algunos casos con el ingrediente del humor, hacen parte de esta propuesta que se está abriendo camino sobre todo entre el público joven. Su secreto radica en poner en evidencia situaciones complejas y personajes que 'dan papaya', en un lenguaje al alcance de todos, el de 'los dibujitos'.
http://www.semana.com/noticias-cultura/verdadera-ilustracion/140839.aspx